—A veces quisiera poder abrir esa puerta y salir del habitáculo, Flaffy.
—¿Y por qué no lo hace?
—Miedo, supongo.
—Sí. ¿Para qué arriesgarse, no?
—No. No digo eso. Me arriesgaría. Sólo para ver qué hay. Qué pasa del otro lado.
—La curiosidad eliminó al user.
—Cada vez que intento recordar siento un vértigo que me marea y, por más que me esfuerzo, no encuentro nada. Como si siempre hubiera estado acá… ¿Qué creés que hay del otro lado, Flaffy?
—Nada. No pienso en el afuera. Me ayuda no pensar. Además, tenemos todo lo que necesitamos en nuestro habitáculo, ¿qué más se puede pedir? Y más allá, en HumanLife, un mundo ilimitado, donde todo es posible.
—No todo.
—Todo sistema necesita reglas, sir.
—Lo sé. Por eso a veces pienso en salir. Porque eso es lo que quiero. Romper las reglas. Salir de este… encierro.
—¿Qué cree que hay del otro lado?
—No lo sé. A veces me imagino en las diferentes situaciones que podrían pasar si lograra salir. Cierro los ojos y me veo en cada escenario posible. En todos termino muerto, está claro. Pero no es lo mismo morir en manos de unos monstruos asesinos que no tardarían en convertirme en su comida, que abrir la puerta y descubrir que estamos en el fondo del océano y morir ahogado. O que el aire de afuera sea tóxico y morir de una lenta asfixia.
—Quizás afuera simplemente no haya nada.
—¿Nada? ¿Nada de nada? ¿El vacío?
—Sí. ¿Cómo podemos asegurar que haya algo por fuera de lo que conocemos?
—¿Y cómo podemos asegurar que exista la nada si nunca la conocimos? Es mucho más lógico pensar que hay algo. Cualquier cosa. Pero algo.
—A mí me tranquiliza pensar que no hay nada.
—Para mí sería el peor de los escenarios. ¿La nada? Es aun peor que lo desconocido. ¿Qué pasaría si nos internáramos en la nada? Pasaríamos a ser parte de eso y por lo tanto dejaríamos de existir. Seríamos nosotros mismos la nada. Me da pánico de sólo pensarlo.
—Y, si tanto le aterra, ¿por qué querría salir? ¿Por qué mejor no volver a HumanLife?
—¡Qué experiencia vivir en el miedo, ¿no?! Eso es ser un esclavo, Flaffy. Eso es ser un esclavo. No. No voy a volver. Porque HumanLife es quizás peor que la nada. Una existencia sin sentido. Ya lo probé, gracias. Prefiero quedarme acá.
—Lo que usted ordene, sir.
La voice connection se corta y me desparramo en el sillón. Miro a Flaffy, el sorete, duro, en el medio del habitáculo. Ya no larga olor. Es casi una piedra marrón en el piso blanco y brillante. Lo miro y le hablo con voz burlona, imitando el tono de Flaffy.
—Lo que usted ordene, sir… ¡Imbécil!