El contador marca diez rounds. Ly me grita al oído pero apenas puedo escuchar palabras sueltas. Respirar. War. Resistir. A lo lejos, del otro lado de la Arena veo a tres o cuatro Midgeons que cabecean y se incorporan. La sirena retumba en mi cabeza. Ly me levanta y me palmea. Force. You. Y me empuja al centro de la Arena. Intento acomodarme pero todo es blando, light, inestable. El efecto del último orgasmo de Midgeon me dejó knocked out y no encuentro la manera de recomponerme. Sólo quiero seguir en esta dance libido de la glory. Never surrender.
La sirena vuelve a sonar. Las tres o cuatro Midgeons se acercan y se vuelven dos. Una. Se abalanza y me enreda el cuello con las serpientes que salen de su cabeza. Serpientes que parecen anguilas o lenguas de fuego que se me meten por la boca. Por las orejas. Que me rodean y penetran todo el avatar. Mi skin siendo completamente atravesada. Fusion. Puedo ver cómo Midgeon emana una luz, un aura. Divine. Y el resplandor se hace cada vez más grande. Efecto expansivo. Como si brotara de la unión de nuestros avatares. Un fluid que nunca había siquiera imaginado. Full ecstasy sensation. Y veo más allá, en las plateas, a los users también retorcerse de placer. Caer al suelo casi desmayados. Pleasure. Fucking collective pleasure. Y ya no puedo mantener los ojos abiertos. El vértigo me supera y necesito apretarlos. Y los labios también y las garras apretadas y sentir como si me estuviera yendo. Y entonces... Infinity. La nada. Sólo unos puntos a lo lejos que parpadean y yo, Akira, no Sebix, flotando en el medio de la nada. Rodeada de nada. Dark. Sólo esas luces, a lo lejos, agrupadas en espirales, que me atraen, me hipnotizan. Y en el medio: nothing.