Estafa piramidal

Hola! 

Como siempre, espero que este mail te encuentre bien. A mí me encuentra viendo cómo la televisión inglesa reporta y recorta una ola de calor histórica que incluye incendios avanzando sobre casas del sur de Londres. Lo que más me resuena cuando veo la cobertura es el contorsionismo narrativo con el que logran concentrarse en estadísticas, sistemas de alta o baja presión, recomendaciones a la ciudadanía de no hacer asados (a los que se refieren, alienígenamente, como barbeques) o hasta datos históricos de olas de calor de los años 70, pero sin mencionar, ni por un instante, el cambio climático. Veremos cómo progresa esa narrativa el año que viene, y el próximo, y el otro, porque va a volver a pasar una, y otra, y otra vez, cada vez peor.

Al mismo tiempo, en España ya hay 60.000 hectáreas quemadas (el doble de la media anual), y otras 14.000 en Francia, que incluyeron la evacuación de 12.000 personas. Yo escribo desde uno de los poquísimos lugares del mundo que en este momento no experimenta una anomalía total de temperatura.

Mapa mundial que muestra anomalías de temperatura en junio de 2022, comparadas con el promedio de 1951-1990. Las áreas en rojo indican temperaturas más altas que el promedio, mientras que las áreas en azul indican temperaturas más bajas. La mayoría de las regiones, especialmente en el hemisferio norte, muestran anomalías positivas significativas, en contraste con algunas áreas del océano que presentan anomalías negativas. La escala de color va de -4°C a +4°C.

Si me leés desde Perú o Namibia, podés saltearte lo próximo, pero para el resto: esto que estás experimentando es lo que ya sabíamos que iba a pasar.

Más todavía, ver este mapa (de un meteorólogo escocés que sigo en Twitter y hace siempre buenos gráficos) me hizo prestarle atención a cómo las anomalías de temperatura se concentran en los espacios continentales más que en los océanos. ¿Viste cuando decimos que estamos 1.1 grados centígrados por encima de la media pre industrial? Bueno, medio que es así, pero no exactamente así. Si lo separamos entre continente y océanos, en los continentes estamos peor:

Gráfico de líneas que muestra el cambio de temperatura con respecto a los niveles preindustriales desde 1880 hasta 2020, en grados Celsius (°C) y Fahrenheit (°F). La línea roja representa la temperatura de la superficie continental, mientras que la línea gris representa la superficie oceánica. Se observa un aumento continuo de temperatura a partir de 1980, siendo el incremento en la superficie continental más pronunciado que en la oceánica, especialmente en las últimas décadas.

Hasta acá no es el mail que tenía pensado escribir, pero la realidad se impuso. Supongo que esa familia en el sur de Francia que se vio evacuada por los incendios tampoco lo tenía entre sus planes, pero así es el cambio climático champagne.

Este sí es el mail que tenía pensado escribir:

Una de las partes más desafiantes de la crisis climática es el metabolismo emocional de lo que está pasando. Me confunde no entender cómo me tengo que sentir. Estos eventos catastróficos están pasando y, para muchas personas, la realidad tangible del cambio climático se impone. Supongo que, para ellas, esto es un aviso gigante de que no importa dónde vivas o cuánto dinero tengas, la crisis climática viene para vos también. Por supuesto que los sectores más pobres tienen contacto con esta realidad desde hace más tiempo, sufren las consecuencias con mayor gravedad y son hoy quienes han sufrido más pérdidas humanas (lo aprendí leyendo el borrador del capítulo de Tamara Ulla), pero la presión por una transformación se le impone a cada vez más gente. Hoy empieza a incluir a sectores de alto poder adquisitivo en Londres, tarde o temprano llegará a esa majestuosa propiedad en la polinesia a la que igual le va a subir el agua.

No sé vos, pero yo en ese progreso de quién siente una presión hacia cambiar de hábitos veo una curva de adopción de usuarios. Ese era mi plan original para este mail. Porque  hace un par de semanas salió el borrador del capítulo de GridX sobre disrupción tecnológica. ¿Cómo podemos crecer rápidamente la oferta de productos y servicios sustentables que necesitamos que desplacen a las ofertas actuales? O, más intuitivo y personal: ¿cómo hacemos para que las personas nos juntemos a hacer asados con proteína vegetal en lugar de animal?

Les autores (Mati, Fede y Luba), se concentran en la oferta: encontrar y escalar proyectos con base científica capaces de crear estas ofertas disruptivas. Y eso RE es la mitad del desafío. La otra mitad: la demanda. ¿Cómo hacemos para que las personas efectivamente elijan esas opciones?

La respuesta, de nuevo, se relaciona con curvas de adopción de usuarios. Esas que usamos para entender cómo crece una plataforma tecnológica, la cantidad de autos eléctricos o la cantidad de personas que usan celulares. 

¿Cómo es una curva de adopción de usuarios? Una curva con forma de S en la que, al principio, no pasa mucho. Un grupo pequeño y motivado de personas super innovadoras adopta una tecnología o costumbre, aún cuando es poco práctica y lleva mucho esfuerzo. Si contagia, aparece un grupo de early adopters, personas que no están para hacer un esfuerzo sobrehumano, pero que si les facilitás un poco el acceso y las ventajas son piolas, agarra. A estos dos grupos los siguen las grandes mayorías (ahí es cuando la curva se acelera), y al final te quedan solamente las personas más reticentes. 

Gráfico de líneas que muestra la adopción de diversas tecnologías en porcentaje desde 1900 hasta 2020. Cada línea representa una tecnología específica, como electricidad, radio, teléfono fijo, auto, heladeras, televisión a color, microondas, PC, celular, smartphone y redes sociales. Se observa que la adopción de tecnologías se ha acelerado con el tiempo, alcanzando el 100% en menor tiempo en las tecnologías más recientes, como smartphones y redes sociales, en comparación con tecnologías anteriores como la electricidad o el teléfono fijo.

El caso que más me aclaró este proceso fue uno de la universidad de Essex donde se preguntaban qué tiene que pasar, precisamente, para que se dé eso de cambiar proteína animal por fuentes de proteína vegetal. Misma curva, mismo framework para pensar.

Gráfico de líneas que muestra la proyección de adopción de dietas planetarias de aquí a 2040. La adopción se divide en tres categorías: personas con consumo tradicional de carne, personas que reducen el consumo de carne, y no consumidores de carne. Se proyecta un aumento significativo en la proporción de personas que reducen o eliminan el consumo de carne a partir de un punto de inflexión cerca de 2030, lo que lleva a un cambio a gran escala en la adopción de dietas más sostenibles.

Lo interesante es que no solamente armaron la curva, sino que trataron de identificar exactamente cuáles son las condiciones necesarias, tanto en lo económico como en lo social y cultural, para que este proceso efectivamente se dé.

  • Competitividad económica: que las proteínas alternativas sean sabrosas, convenientes y tengan un costo igual o más barato que la carne convencional.
  • Accesibilidad y conveniencia: que las proteínas vegetales sean fáciles de comprar en tiendas, en internet y en restaurantes, y al mismo tiempo que la arquitectura de elección desfavorezca a la carne producida de forma no sostenible.
  • Rendimiento: que las proteínas alternativas tengan las mismas o mejores propiedades sensoriales y para la salud que la carne convencional.
  • Normas culturales y sociales: que sea socialmente inaceptable consumir carne en exceso, mientras que las alternativas son socialmente deseables y normalizadas en toda la sociedad.
  • Capacidad: que consumidores y chefs tengan el conocimiento y las habilidades para cocinar con proteínas alternativas, y sean conscientes del impacto en la salud y el medio ambiente de sus elecciones alimentarias.

¡Espectacular! ¡La cantidad de cosas que me hizo pensar ver todo esto descompuesto y ordenado! Lo potente que será esta forma de ver el desafío que es fácilmente aplicable a otras transiciones que necesitamos hacer. Probemos movilidad.

¿Queremos que haya una transición entre urbanidades? ¿Queremos que el auto deje de ser el rey y que las personas adoptemos otros sistemas? Bueno:

  • Que haya micromovilidad asequible. ¿Cuotas para comprar bicis y monopatines? Por supuesto.
  • Que sea fácil y conveniente agarrar la bici. Por supuesto que voy pedaleando, si hay estacionamientos de bicis por todos lados y hasta en mi laburo hasta instalaron un bicicletero.
  • Que llegue rápido y viaje bien. Obvio que para viajes de menos de 8 km la bici llega antes y no se clava en embotellamientos. Lo aprendí leyendo el borrador de Felipe González.
  • Que sea culturalmente positivo. Vamos pedaleando y charlando con mi pareja. Además, compramos dos cascos y pagamos un solo envío.
  • Que sepa hacerlo. Ya no recuerdo cómo se maneja. Ir en el monopatín me despeja la cabeza, es entretenido, fácil y no necesito registro.

Es tan generalizable y útil esta perspectiva que la usaron para preguntarle a especialistas cómo aplicarla a los distintos desafíos que presenta el cambio climático, los sistematizaron y en todos los casos resultó ser una estrategia potencialmente muy poderosa.

Y acá es cuando este texto mete un giro inesperado. ¿Saben a qué otro borrador se parece el de GridX? Al de Jóvenes por el Clima (que podés ver acá). 

Pero, Pablo, ¿vos me estás diciendo que un texto sobre startups de tecnologías disruptivas se relaciona con uno sobre construcción de sentido y disputa política? PORSUPOLLO. 

Una disputa por lo deseable también va a tener un pequeño grupo inicial altamente motivado a ir en contra de todo lo establecido anteriormente, lo va a seguir un grupo de early adopters cuando la adopción requiera menos esfuerzo y tenga más beneficios, hará su salto (o no) hacia las grandes mayorías a medida que se cumplan más condiciones relacionadas a esos puntos de inflexión y terminará de convencer a les más reticentes con esfuerzo y paciencia. Al final del proceso, habrá alguna nueva idea dominante que será el nuevo sentido común. En este caso, será la idea de que el planeta tiene límites biofísicos que no podemos vulnerar y que necesitamos acomodar nuestras expectativas sociales y económicas a esos límites, incluyendo la noción de que capaz no es tan tan aceptable que vos estés preocupado por tu casa en la polinesia mientras centenares de millones de personas en el sudeste asiático sufren las consecuencias del actual modelo de crecimiento infinito y a toda costa.

Hoy tengo hasta acá. 

No agrego cositas para compartir porque ya me quedó largo este NL. Sí te pido, como persona innovadora, que lo ayudes a llegar a más gente. Sé parte del evento de adquisición de usuarios indispensable para navegar una transición sustentable y justa (la estafa piramidal que necesitamos).

Si estás leyendo esto reenviado: 

Hola! Soy Pablo, parte del equipo de El Gato y La Caja. Estamos sacando un libro sobre Clima, sale el preventa en octubre más o menos, pero los borradores ya están publicados casi enteros en https://elgatoylacaja.com/clima/indice. Ahí también te podés suscribir a este newsletter, leer los anteriores y descubrir el multiverso Gato.

Nos leemos el mes que viene.

Abrazo

Pablo