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Hola! Espero que este mail te encuentre bien. A mí me encuentra preocupado por la temperatura promedio en el Atlántico Norte (?). 

Si no tenés claro de lo que estoy hablando, el resumen del resumen viene medio así: ¿sentís que este invierno es el menos invierno de todos los que recordás? Yo también! Y ni te cuento el Atlántico Norte, que acumula una desviación de más de un grado respecto de la media de los últimos 20 años. Venimos siguiendo este proceso en twitter, así que les dejo un thread que lo contextualiza mejor. 

Gráfico de anomalías de temperatura de la superficie del mar en el Atlántico Norte (0-60N) comparado con el promedio de 1982-2011. Muestra múltiples líneas de datos históricos con una destacada en rojo para 2023, que alcanza un pico de 1.33°C el 16 de julio, notablemente superior a otros años.

Alguien podría decir, ‘ojo, eso no es un patrón necesariamente, puede ser una anomalía’, y la respuesta es sí, por supuesto que lo es. Precisamente lo que esperamos de un sistema planetario menos resiliente y que seguimos presionando con la actividad humana es la ocurrencia de eventos más extremos, esas anomalías futuras de las que hablamos en el segundo capítulo de Clima, y que nuestro copiloto de conversar resumió así:

Según el texto de Clima, se espera que las temperaturas futuras sean más variables debido al calentamiento global. A medida que el planeta se calienta, se intensificarán las estaciones y los eventos extremadamente lluviosos o secos, lo que puede resultar en un aumento de las inundaciones o sequías, dependiendo de la región. En resumen, se espera que las temperaturas futuras sean más variables, con estaciones más intensas y eventos extremos de lluvia o sequía, dependiendo de la región.

Mientras en lugares tan distantes como Pakistán y Nueva York hay inundaciones súbitas, Uruguay agradece las lluvias leves de estos días que le alargaron un pronóstico tan desesperante como que les quedaba solo UNA SEMANA DE AGUA DULCE.

Esa impredictibilidad y violencia es el mundo al que nos seguimos acercando, y lo enuncio así porque fue uno de los mayores énfasis en el último informe del IPCC: tenemos que entender el cambio climático como incremental y saber que cada décima de grado importa. 

Literalmente no es lo mismo contener el aumento de la temperatura promedio en 1,3 que en 1,5. No es que cuando llegás a 2,0 grados centígrados por encima de la media histórica pasás de nivel, sino más bien que con cada mínimo incremento, los dados que tirás están más cargados. Y lo pienso así porque me permite combinar tres ideas: los promedios, lo probabilístico y los puntos de inflexión: un promedio de temperatura más alto hace que tengas más chances de eventos más extremos. Más chances de eventos más extremos es jugártela a atravesar los límites en los que un sistema cambia de una forma a otra de manera acelerada e irreversible. Un ejemplo claro de esta combinación es el derretimiento de hielo en el Ártico:

Pasitos incrementales: el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero lleva a un aumento en la temperatura global promedio.

Anomalías: se apilan fenómenos que intensifican la expresión de ese aumento promedio, como puede ser la interacción con fenómenos como El Niño.

Nos acercamos al punto de inflexión: a medida que las temperaturas suben, el hielo marino del Ártico comienza a derretirse. Esto es especialmente preocupante en el Ártico occidental, donde la capa de hielo es más vulnerable.

¿Por qué es un punto de inflexión? Porque el hielo del Ártico tiene un alto albedo, lo que significa que refleja la mayoría de la radiación solar de vuelta al espacio. Cuando el hielo se derrite, expone el agua del mar, que es oscura, tiene un albedo bajo y absorbe más calor, lo que acelera aún más el calentamiento.

El ciclo se retroalimenta: a medida que el hielo terrestre en el Ártico occidental se derrite, el agua fluye hacia el océano, lo que contribuye al aumento del nivel del mar, con menos hielo reflejando radiación y todavía más agua absorbiéndola.

Un promedio invita a una variabilidad, que da pie a la expresión de un punto de inflexión.

En noticias completamente relacionadas, en mayo de este año, la Organización Meteorológica Mundial declaró un 66 % de posibilidades de que las temperaturas medias mundiales superen temporalmente los 1,5 ℃ por encima de los niveles preindustriales en los próximos cinco años.

Esta predicción reflejó el desarrollo de El Niño. En este punto vale la pena señalar que superar temporalmente los 1,5 ℃ no significa que hayamos alcanzado los 1,5 ℃ según los estándares del IPCC. Estamos hablando de atravesar una anomalía de temperatura global promedio sostenida de 1,5 ℃ que tal vez se desarrolle dentro del marco de un año. Eso es distinto de cruzar el umbral estable (lo que anticipamos que ocurra en la década de 2030), pero sirve como anticipo: para qué esperar 10 años para experimentar la realidad concreta de un mundo +1,5 cuando podés vivirla por adelantado, tal vez este próximo año o el siguiente.

PERO PERO PERO PERO

También hay buenas noticias. A mí me sumó mucho que rescataran la idea de que existen  beneficios inmediatos por tomar acción climática decisiva que excede por mucho lo estrictamente climático e incluyen mejoras en el bienestar humano, la seguridad alimentaria, e inclusive son económicamente favorables.

Como en todos los reportes del IPCC, las figuras son densísimas, así que las comparto con una sensación de fondo de ‘no consiguieron alguien de diseño de información, les puedo recomendar uno de acá, de Tolosa’.

Gráfico que muestra oportunidades para aumentar la acción climática, divididas en opciones de adaptación y mitigación. Enumera medidas en áreas como suministro de energía, agua, alimentos, infraestructura, salud, economía, industria y gestión de residuos. Las barras a la derecha indican el potencial de reducción de emisiones netas para 2030 por opción, y se detalla el nivel de factibilidad, sinergias y costos asociados a cada medida.

Acá pueden verlas con más zoom.

Lo más relevante es entender que hay temas en los que es tremendamente difícil justificar la decisión de no progresar de forma acelerada y concreta, aunque más no fuera por los beneficios económicos. Los más salientes son el hecho de que la energía solar y eólica hoy es más barata que los hidrocarburos (y ni abramos la puerta de lo altamente subsidiados que están los hidrocarburos), que las ciudades caminables, basadas en infraestructura de movilidad de transporte público y bicicleta son para bien económico, de salud, de bienestar humano y social, y que el sistema alimentario es absolutamente clave de transformar para aspirar a un futuro piola.

Lo otro que me resultó interesante es cómo el IPCC defiende las acciones ya ejecutadas. A mí me cuesta mucho confiar en los acuerdos internacionales y en su efectividad, así que esto me tocó particularmente, pero hacen mucho énfasis en la cantidad de emisiones ya evitadas como resultado de estos acuerdos.

¡Nuevo podcast!

La pregunta de si los acuerdos internacionales sirven se la hice hace algunas semanas a Elisabeth Möhle (que escribe Infinito Punto Verde, el NL de desarrollo sustentable que sale por Cenital y recomiendo un montón).

También pude preguntarle por qué los alemanes rechazan la energía nuclear, qué onda la explosión del Nordstream 2 y cómo se está reacomodando el mundo a un nuevo estatus multipolar completamente atravesado por la transición energética, climática, tecnológica, política, social y hasta espiritual que estamos atravesando.

¿Por qué pude preguntarle todo esto a Eli? Porque la invitamos a grabar el primer episodio de un proyecto nuevo que tengo el placer (y la responsabilidad) de conducir: Sherpas es un podcast de conversaciones sobre un mundo en transición. Exploraciones de territorios complejos y escarpados que no podríamos hacer sin alguien que nos guíe. 

Pueden escuchar el trailer y el primer episodio acá. De más está decir que activen la campanita, los corazones y todo eso, porque este es solo el principio. Trabajar en la cuestión climática nos espiralizó la curiosidad y nos dejó con la  sensación de que para entender el panorama tenés que entender el panorama, así que entramos en la madriguera del conejo: siete episodios para profundizar en temas como el capitalismo, inteligencia artificial, diseño, ideologías radicalizadas, biotecnología… en fin, en todo eso que es parte de nuestro mundo y que está cambiando de fase.

Lo mejor es que nos guía gente que sabe un montón. Conozcan Sherpas. Quizás, en una de esas, logramos construir algún tipo de sentido integrado sobre este presente frenético.

Nos hablamos el mes que viene, pero si todo salió bien, nos escuchamos antes.

Abrazo, 

Pablo